ENTREVISTA

Depresión, ¿síntoma o consecuencia de la enfermedad de Parkinson?

La depresión puede afectar hasta al 65% de las personas con
enfermedad de Parkinson. Puede ser el primer síntoma de la enfermedad,1 o aparecer a lo largo de la misma, debido a la propia patología o reactiva al empeoramiento de los síntomas. Independientemente de la causa, su impacto es siempre negativo en la evolución de la enfermedad y en la calidad de vida del paciente.

Dra. Berta Pascual Sedano
Especialista en neurología y adjunta de la Unidad de Trastornos del Movimiento del
Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

Depresión, ¿síntoma o consecuencia de la enfermedad de Parkinson? La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo crónico que afecta al sistema nervioso de manera progresiva. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos en nuestro país y que actualmente más de 150.000 personas padecen esta patología, siendo la segunda enfermedad neurodegenerativa con más prevalencia después del Alzheimer.2

Hoy en día, el 70% de las personas diagnosticadas en España de enfermedad de Parkinson tienen más de 65 años y, aunque en un 15% de los casos afecta a menores de 50 años, su aparición se asocia al envejecimiento3. Otros factores desencadenantes están relacionados con la genética y con el medio ambiente.1

Hoy se sabe que el Parkinson va más allá de los síntomas motores, y se trata de una enfermedad más compleja, que incluye también clínica no motora muy variada, como trastornos del sueño, fatiga, estreñimiento, alteraciones urinarias, disfunción sexual, e incluso depresión, demencia o psicosis.1

En cuanto a los síntomas, durante mucho tiempo se consideraba que esta enfermedad tenía consecuencias solo de carácter motor, entre las que destacan el temblor, la rigidez, ciertas anomalías posturales y la disminución en la velocidad y la amplitud de los movimientos voluntarios1. Sin embargo, hoy se sabe que es una alteración más compleja, con síntomas no motores muy variados, como alteraciones del sueño, fatiga, estreñimiento, alteraciones urinarias o disfunción sexual, e incluso depresión, demencia o psicosis.1

La depresión afecta hasta el 65% de las personas con enfermedad de Parkinson. Entre un 20% y un 40% presentan indicios desde el principio de la enfermedad. En ocasiones aparece algunos años antes como una primera manifestación; en ocasiones la torpeza y la ralentización relacionada con la enfermedad se asocian a la depresión y no tanto con el comienzo de una enfermedad neurodegenerativa, lo que da lugar a una demora en el diagnóstico.4

Para abordar el impacto y la relación entre el Parkinson y la depresión, hemos entrevistado a la Dra. Berta Pascual, especialista en Neurología y en trastornos del movimiento en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

¿Cuáles son las primeras señales de que un paciente con enfermedad de Parkinson sufre depresión?

 Dra. Berta Pascual: El paciente suele mostrarse menos activo y sus intereses disminuyen. Se siente triste y lloroso, y piensa que no sirve para nada. Sin embargo, estos síntomas pueden confundirse en un principio con los que corresponden a la parte motora de la enfermedad, como mayor lentitud a la hora de hacer las cosas. La consecuencia es que es más complicado realizar un diagnóstico correcto de la depresión.

Los mecanismos que pueden dar lugar a la depresión en la enfermedad de Parkinson son variados. Se estima que los cambios en la estructura cerebral, en los neurotransmisores o en la señalización celular pueden estar implicados.5 Según la Dra. Pascual, hay pacientes que en la fase inicial de la enfermedad reciben un tratamiento dopaminérgico, y que presentan una mejoría de la depresión sin tener que recurrir al uso de antidepresivos. Esto ocurre porque la depresión puede ser causada por la falta de transmisores como la dopamina o la serotonina y, si el paciente recibe fármacos que corrijan los niveles de estas sustancias, puede mejorar su estado. Sin embargo, otras veces la depresión puede deberse al propio diagnóstico, a la aparición de los síntomas discapacitantes o al avance de la enfermedad.5

¿Cuáles son las fases por las que pasa un paciente con párkinson?

Dra. B. P.: La depresión puede aparecer en cualquier fase de la enfermedad. Los pacientes pueden desarrollar una depresión endógena, es decir, debido a la falta de dopamina en el cuerpo.

Por otro lado, hay pacientes que desarrollan depresión más adelante. Esto puede suceder porque se ven limitados por la enfermedad y pierden facultades como el equilibrio y la memoria. Todo ello les provoca un tipo de depresión conocida como “depresión reactiva”. Sentir que dependen de otras personas también les influye en el estado de ánimo.

Los síntomas depresivos constituyen un factor importante en la merma de la calidad de vida del paciente. El empeoramiento clínico, la limitación funcional y la dependencia que produce la misma enfermedad, además de la dificultad de adaptarse a nuevos cambios y tratamientos, desencadenan estos trastornos que afectan al estado anímico tanto del paciente como del cuidador.

Dra. Berta Pascual:
«La depresión en la enfermedad de Parkinson puede aparecer en cualquier fase de la enfermedad.Se puede desarrollar una depresión endógena, es decir, debido a la falta de dopamina o de serotonina en el cuerpo».

La aparición de síntomas como la parálisis o rigidez y la dificultad para poder expresarse, ¿pueden aislar al paciente, provocando la aparición de la depresión?

 Dra. B. P.: Muchos pacientes sufren estigma social, sobre todo, por el temblor. Este síntoma no es tan problemático a la hora de realizar tareas, pero es un síntoma llamativo. Por eso, pueden sentir vergüenza a la hora de salir de casa y llevar la vida social que tenían antes del diagnóstico.

 No obstante, cada persona es totalmente diferente. Por ejemplo, algunas pueden tener sialorrea (exceso de saliva), y sufren vergüenza a la hora de hablar en público. En otros casos, sienten que la expresión de su cara ya no es la misma, lo que también les genera incomodidad, especialmente entre los más coquetos. 

En particular, pueden ser los problemas relacionados con el aspecto físico los que tienden a hacer que se aíslen.4

Con respecto al diagnóstico, a día de hoy, no existe un biomarcador específico de esta enfermedad. Por esta razón, el papel del especialista en neurología es clave en la detección de la enfermedad. Al tratarse de un diagnóstico fundamentalmente clínico, se realiza basándose en la historia clínica del paciente y en la exploración física y neurológica. Además, se pueden realizar pruebas complementarias que puedan descartar otros trastornos.6

En la visita es importante detectar si el paciente está triste, decaído, con baja autoestima o si tiene ganas de llorar. Todas estas manifestaciones pueden sugerir la presencia de depresión. En ese caso, y una vez diagnosticada, el abordaje terapéutico puede incluir el uso de antidepresivos y otros tratamientos no farmacológicos, como participar en grupos de ayuda mutua o realizar ejercicio físico para mejorar el ánimo y la percepción del bienestar. También se puede derivar a un especialista que pueda realizar el abordaje adecuado de la depresión desde la psicología.7

Las visitas periódicas al especialista en neurología, ¿permiten también realizar una evaluación psicológica del paciente? ¿Hasta qué punto es importante la comunicación entre el neurólogo y el paciente para detectar y hacer frente a la depresión?


Dra. B.P.: En la consulta de neurología se realizan muchas preguntas a los pacientes. Entre ellas: “¿Se siente desanimado o triste?”. Por otro lado, es complicado saber hasta dónde llega la depresión. Ante una persona con depresión, se le puede solicitar que escriba en un papel qué le ocurre. De esta manera, el profesional puede leer rápidamente sus sentimientos. Quizás, más que potenciar la comunicación, sería necesario disponer de más tiempo en la consulta para indagar en este asunto o contar con un especialista como un psicólogo o un psiquiatra.

El paciente con enfermedad de Parkinson que sufre depresión ¿encuentra más dificultades para comunicar su evolución de la enfermedad? ¿Pueden estos pacientes ser más vulnerables a la hora de evaluar en qué fase de la enfermedad se encuentran y recibir el tratamiento adecuado?

Dra. B.P: Para averiguar si una persona sufre depresión, esta tiene que abrirse. No se trata de explorar al paciente, sino de que el paciente sea capaz de explicar lo que siente.

Por ejemplo, un problema que pueden tener los pacientes es la alteración del habla. Si al hecho de que suelen comunicar poco, en general se añade que cada vez que intentan hablar no se les entiende y se les pide repetir, la consecuencia es que se aíslan.

Por ello, debemos ser conscientes de lo necesario que es dedicarles el espacio suficiente para que puedan expresarse, y de que puede transcurrir tiempo desde que se les formula una pregunta hasta que la responden. Este hecho puede olvidarse, dificultando de este modo la identificación de síntomas como la depresión

La terapia psicológica, tanto individual como familiar, puede ser muy importante para ajustar el tratamiento y brindar el apoyo que necesitan las personas que padecen esta enfermedad.8 Asimismo, es necesario trabajar en la relación terapeuta-paciente para que la persona afectada se sienta en un ambiente cómodo que le permita tener confianza con el especialista.4

Dra. Berta Pascual:
«Sería necesario disponer de más tiempo en la consulta para indagar en la posible depresión, o contar con especialistas, como psicólogos o psiquiatras.».

¿Debería darse una mayor importancia a las afecciones neuropsiquiátricas y psicológicas en el abordaje del paciente con párkinson?

 Dra. B.P.: La enfermedad de Parkinson no son solamente los síntomas motores. Debería darse mayor importancia a las afecciones neuropsiquiátricas y psicológicas que conlleva la enfermedad. Además, considero que no hay muchos psicólogos especializados en Parkinson, precisamente porque no se ha potenciado.

¿Es necesario contar con un protocolo para que los pacientes y sus familiares reciban asistencia psicológica?

Dra. B.P: Sería una buena opción contar con protocolos para el abordaje del Parkinson que contemplen la atención psicológica. El paciente, además de acudir a la consulta de neurología, requiere de muchos profesionales para trabajar en el camino de la enfermedad. Desde neurología se diagnostica y se trata al paciente, pero también es fundamental el papel de enfermería. También es muy importante que la psicología forme parte del proceso asistencial, pues muchas personas el diagnóstico es un golpe duro y sería beneficioso que pudieran aprender a sobrellevarlo. La ayuda psicológica no se proporciona en general a través de la Seguridad Social, y es una de las áreas de atención del paciente de Parkinson con más carencias en España.

Por otro lado, cabe resaltar que la pandemia también ha influido en la aparición de trastornos neuropsiquiátricos. De acuerdo con la Sociedad Española de Neurología, un 70% de personas con Parkinson ha manifestado que la pandemia les afectó negativamente a causa del aislamiento; un 66% notó un empeoramiento de sus síntomas durante el confinamiento y un 33% presentó trastornos del comportamiento y problemas cognitivos.9 La pandemia, además, no solo ha impactado de forma negativa en las personas que sufren la enfermedad, sino también en su cuidadores.10

¿Ha incrementado la pandemia del Covid-19 los casos de aislamiento y depresión en pacientes con Parkinson?

Dra. B.P: En las personas que padecen Parkinson la socialización es importante. El hecho de no poder hablar con gente, relacionarse y asistir a terapias complementarias ha provocado un empeoramiento tanto en el ámbito físico como mental.

Por último, le preguntamos a la Dra. Pascual por la imagen de la enfermedad en la sociedad y el grado de conocimiento que se tiene de la misma.

¿Es necesario concienciar a la población sobre la importancia de integrar, incluir y aceptar en la sociedad a las personas con enfermedad de Parkinson?

Dra. B.P: Es importante realizar campañas para informar sobre cómo es vivir con la enfermedad de Parkinson, con el fin de concienciar de que la enfermedad no es solamente física. Por ejemplo, se puede divulgar que se asocia con frecuencia a depresión, y otros aspectos, como que los fármacos pueden provocar alucinaciones o delirios. En necesario conocer que esta patología es mucho más que un temblor.

 

Referencias

  1. Protocolo de manejo y derivación de pacientes con enfermedad de Párkinson. Servicio Madrileño de Salud. 2012. https://www.amn-web.com/documentos/protocolo-Párkinson-madrid.pdf
  2. Comunicado de la Sociedad Española de Neurología por el Día Mundial del Párkinson. 2018. https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link238.pdf
  3. Comunicado de la Sociedad Española de Neurología por el Día Mundial del Párkinson. 2022. https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link367.pdf
  4. Libro Blanco del Párkinson en España. Aproximación, análisis y propuestas de futuro. 2015. https://www.esPárkinson.es/wp-content/uploads/2017/10/libro_blanco.pdf
  5. Depresión y otros trastornos afectivos en la enfermedad de Párkinson. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-87482019000500053
  6. Párkinson Federación Española. Conoce la enfermedad. https://www.esPárkinson.es/espacio-Párkinson/conocer-la-enfermedad/
  7. Conoce el Párkinson. El párkinson y la depresión, acerca de este síntoma no motor. https://conoceelPárkinson.org/sintomas/Párkinson-depresion/
  8. Fundación Degén https://conoceelparkinson.org/sintomas/parkinson-depresion/
  9. Sociedad Española de Neurología: “Impacto de la COVID-19 en pacientes españoles con enfermedad de Parkinson” https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link313.pdf
  10. Comunicado de la Sociedad Española de Neurología por el Día Mundial del Párkinson. 2021. https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link335.pdf