EN BUENAS MANOS CON: MARTA PÉREZ RODRÍGUEZ · Fundadora y Directora Fundación Segunda Parte
Impacto del ejercicio en la funcionalidad y la espasticidad en personas que han sufrido un ictus
Practicar deporte es un momento perfecto para charlar, reír y disfrutar del momento aún más si lo planteamos como una práctica inclusiva donde participen personas con y sin discapacidad.
S i bien las secuelas que pueden producirse tras un ictus son diversas respecto al grado de afectación y al área que se ve afectada, todas las personas que presentan daño cerebral tras un ictus deben recibir rehabilitación por un periodo de tiempo más o menos largo, con el objetivo de trabajar en la recuperación funcional que alcance la mayor calidad de vida posible. Esta recuperación funcional se produce gracias al trabajo conjunto de diferentes profesionales que comparten objetivos en base al modelo multidisciplinar de neuro-rehabilitación.
Aunque la rehabilitación está enmarcada en el ámbito sanitario, liderado por médicos y fisioterapeutas, es determinante incorporar el deporte durante todo el proceso, ya que realizar ejercicio como una terapia más durante la fase subaguda (primeros 12 meses tras el ictus) aumenta el margen de recuperación física y de calidad de vida (Luo et al., 2020).
¿Cómo afecta la Espasticidad en la recuperación funcional?
Uno de los déficits físicos más comunes en personas con ictus es la espasticidad, la cual viene dada por una lesión de la neurona motora superior que deriva en un incremento del tono muscular que puede limitar la capacidad funcional afectando al equilibrio y a la marcha (Doussoulin et al., 2019).
Por otro lado, la espasticidad puede ser útil en algunos casos durante la rehabilitación del miembro inferior al influir positivamente en los cambios de peso y en el entrenamiento de la marcha (Vivancos-Matellano et al., 2007). Por ello, cada persona requiere una atención individualizada en la que el equipo rehabilitador establezca la progresión y los objetivos según las secuelas que presenten respecto a los déficits que pueden estar presentes tanto motores, cognitivos, conductuales y sensoriales.
”Cualquier persona con ictus puede realizar ejercicio y lograr beneficios a nivel funcional, pero también a nivel psicológico y social: actividades acuáticas en vaso de enseñanza y natación y deportes como el atletismo, fútbol y pádel.”
¿Qué relación tiene la Espasticidad con el deporte?
La espasticidad puede afectar a la movilidad de un brazo, o bien a un lado del cuerpo desde los músculos faciales hasta el pie, o incluso puede afectar a los cuatro miembros. Además, el nivel de afectación es muy variable desde alguien que solo tiene dificultades para hacer tareas como escribir o cortar un filete, otras personas que tienen dificultades en beber un vaso de agua o realizar un sencillo giro, y otras personas no pueden realizar ninguna tarea funcional con el miembro afectado.
Por suerte, hay multitud de deportes y cada uno de ellos tiene unos requerimientos físicos diferentes. Es importante que la persona no sienta dolor durante la práctica evitando ciertos movimientos bruscos o con demasiada amplitud que pongan en riesgo su físico. Por esto, es imprescindible que el técnico deportivo haga una valoración funcional en la primera sesión para ver las posibilidades y potencialidades de cada persona. El ejercicio puede mejorar la funcionalidad del brazo y la pierna paréticos y mejorar el esquema corporal de la persona con ictus, por lo que, siempre que sea posible, debemos integrar los miembros afectados en la práctica deportiva..
¿Es bueno hacer deporte tras un ictus?
La evidencia científica ha demostrado el efecto positivo del ejercicio sobre la funcionalidad en personas que han sufrido un ictus y tienen secuelas físicas como la espasticidad (Beresneva et al., 2009; Etoh et al., 2018). Del mismo modo, la práctica deportiva ofrece beneficios en el área cognitiva, el área conductual y el área socio-afectiva, comúnmente afectadas tras un ictus (Vanderbeken & Kerckhofs, 2017).
En los últimos años y siguiendo la corriente internacional, hemos estudiado los beneficios del deporte en la fase de rehabilitación y en la fase crónica de personas que han sufrido un ictus u otro tipo de daño cerebral adquirido, encontrando mejoras sobre la autonomía a la hora de caminar, sobre la seguridad de uno mismo en situaciones que requieren equilibrio o sobre la capacidad de realizar actividades de la vida diaria que derivan en mejores valores de calidad de vida (Belfiore et al., 2018; Han et al., 2017).
Igualmente, los estudios sobre ejercicio y espasticidad indican que, realizando un programa de ejercicio además de la fisioterapia habitual, logramos mejores niveles de equilibrio, mejores resultados en la distribución de cargas y reducir el nivel de hipertonía (Kim et al., 2019; Park et al., 2014).
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¿Pero… ¿qué deporte o ejercicio puedo hacer?
El deporte nos ofrece una forma de superarnos a nosotros mismos, tener una rutina activa y saludable que nos engancha y nos hace mejorar. Sin embargo, es fundamental que cada persona realice el tipo de ejercicio adecuado a su situación.
Tras la valoración funcional necesaria para identificar las características y necesidades de cada persona, el grado de funcionalidad general y los intereses de cada uno serán claves para elegir una u otra actividad.
”Es importante que la persona no sienta dolor durante la práctica evitando ciertos movimientos bruscos o con demasiada amplitud que pongan en riesgo su físico. Por esto, es imprescindible que el técnico deportivo haga una valoración funcional.”
En este sentido, el programa PASABI (Physical Activity & Sport for Acquired Brain Injury) recoge diferentes tipos de actividad grupal pensadas específicamente para personas con daño cerebral y su diseño y efectos han sido publicados en revistas científicas (Pérez-Rodríguez et al., 2021; Pérez-Rodríguez et al., 2020), poniendo de relieve que cualquier persona con ictus puede realizar ejercicio y lograr beneficios a nivel funcional, pero también a nivel psicológico y social. Este programa incluye actividades acuáticas en vaso de enseñanza y natación y deportes como el atletismo, fútbol y pádel.
Tanto este programa, como la práctica de actividad físico-deportiva en general, debe tener el foco en la socialización. Practicar deporte es un momento perfecto para compartir un rato agradable que nos ofrezca la posibilidad de charlar, reír y disfrutar del momento aún más si lo planteamos como una práctica inclusiva donde participen personas que viven la misma situación de discapacidad y personas sin discapacidad, encontrando en la diversidad una forma de conocernos mejor, respetarnos y divertirnos en un espacio compartido.
Si además tenemos la posibilidad de realizar la práctica en entornos inclusivos como los centros deportivos municipales de tu ciudad, estamos dando un paso más hacia nuestro futuro y, al mismo tiempo, estamos apostando por una sociedad inclusiva que nos entienda, respete y acompañe sin importar nuestra condición.
Con esto, la clave del éxito en la práctica de ejercicio en personas con secuelas tras un ictus, comienza por ponerse en las manos adecuadas que garanticen la seguridad de estar trabajando para mejorar, pero también la constancia del deportista para avanzar en su recuperación. Si has llegado hasta aquí… ponte a prueba y demuéstrate de lo que eres capaz.
bibliografía
- Belfiore, P., Miele, A., Gallè, F., & Liguori, G. (2018). Adapted physical activity and stroke: a systematic review. The Journal of sports medicine and physical fitness, 58(12), 1867-1875. https://doi.org/10.23736/s0022-4707.17.07749-0
- Beresneva, J., Stirane, D., Kiukucane, E., & Vetra, A. (2009). The use of aquatic therapy in stroke patients for the management of spasticity. [EL USO DE TERAPIA ACUÁTICA EN PACIENTES CON ICTUS PARA EL TRATAMIENTO DE LA ESPASTICIDAD]. International Journal of Rehabilitation Research, 32(Suppl 1), S110. http://journals.lww.com/intjrehabilres/Fulltext/2009/08001/The_Use_of_Aquatic_Therapy_in_Stroke_Patients_for.145.aspx
- Doussoulin, A., Rivas, C., Bacco, J., Rivas, R., & Sepúlveda, P. (2019). Efectos de la espasticidad en la recuperación motora posterior a un ACV [review-article]. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 57(4), 377-386. <Go to ISI>://SCIELO:S0717-92272019000400377
- Etoh, S., Noma, T., Miyata, R., & Shimodozono, M. (2018). Effects of Repetitive Facilitative Exercise on Spasticity in the Upper Paretic Limb After Subacute Stroke. Journal of Stroke & Cerebrovascular Diseases, 27(10), 2863-2868. https://doi.org/10.1016/j.jstrokecerebrovasdis.2018.06.013
- Han, P., Zhang, W., Kang, L., Ma, Y., Fu, L., Jia, L., Yu, H., Chen, X., Hou, L., Wang, L., Yu, X., Kohzuki, M., & Guo, Q. (2017). Clinical Evidence of Exercise Benefits for Stroke. Adv Exp Med Biol, 1000, 131-151. https://doi.org/10.1007/978-981-10-4304-8_9
- Kim, T.-H., 문병무, & 박진. (2019). The Effect of Lower Extremity Strengthening Exercise Using Sliding Stander on Balance and Spasticity in Chronic Stroke: A Randomized Clinical Trial. The Journal of Korean Society of Physical Therapy, 31(5), 311-316. <Go to ISI>://KJD:ART002522441
- Luo, L., Meng, H., Wang, Z., Zhu, S., Yuan, S., Wang, Y., & Wang, Q. (2020). Effect of high-intensity exercise on cardiorespiratory fitness in stroke survivors: A systematic review and meta-analysis. Annals of physical and rehabilitation medicine, 63(1), 59-68.
- Park, J., Seo, D., Choi, W., & Lee, S. (2014). The effects of exercise with TENS on spasticity, balance, and gait in patients with chronic stroke: a randomized controlled trial. Med Sci Monit, 20, 1890-1896. https://doi.org/10.12659/msm.890926
- Pérez-Rodríguez, M., García-Gómez, S., Coterón, J., García-Hernández, J. J., & Pérez-Tejero, J. (2021). Physical Activity and Sport for Acquired Brain Injury (PASABI): A Non-Randomized Controlled Trial. Medicina (Kaunas), 57(2). https://doi.org/10.3390/medicina57020122
- Pérez-Rodríguez, M., Pérez-Tejero, J., García-Hernández, J. J., Franco, E., & Coterón, J. (2020). La actividad física en personas con daño cerebral adquirido en la fase crónica: influencia sobre la salud en relación a la calidad de vida. Psicología del deporte (Aceptado para su publicación).
- Vanderbeken, I., & Kerckhofs, E. (2017). A systematic review of the effect of physical exercise on cognition in stroke and traumatic brain injury patients. NeuroRehabilitation, 40(1), 33-48. https://doi.org/10.3233/nre-161388
- Vivancos-Matellano, F., Pascual-Pascual, S., Nardi-Vilardaga, J., Miquel-Rodríguez, F., de Miguel-León, I., Martínez-Garre, M., Martínez-Caballero, I., Lanzas-Melendo, G., Garreta-Figuera, R., & García-Ruiz, P. (2007). Guía del tratamiento integral de la espasticidad. Rev Neurol, 45(6), 365-375.
S i bien las secuelas que pueden producirse tras un ictus son diversas respecto al grado de afectación y al área que se ve afectada, todas las personas que presentan daño cerebral tras un ictus deben recibir rehabilitación por un periodo de tiempo más o menos largo, con el objetivo de trabajar en la recuperación funcional que alcance la mayor calidad de vida posible. Esta recuperación funcional se produce gracias al trabajo conjunto de diferentes profesionales que comparten objetivos en base al modelo multidisciplinar de neuro-rehabilitación.
Aunque la rehabilitación está enmarcada en el ámbito sanitario, liderado por médicos y fisioterapeutas, es determinante incorporar el deporte durante todo el proceso, ya que realizar ejercicio como una terapia más durante la fase subaguda (primeros 12 meses tras el ictus) aumenta el margen de recuperación física y de calidad de vida (Luo et al., 2020).
¿Cómo afecta la Espasticidad en la recuperación funcional?
Uno de los déficits físicos más comunes en personas con ictus es la espasticidad, la cual viene dada por una lesión de la neurona motora superior que deriva en un incremento del tono muscular que puede limitar la capacidad funcional afectando al equilibrio y a la marcha (Doussoulin et al., 2019).
Por otro lado, la espasticidad puede ser útil en algunos casos durante la rehabilitación del miembro inferior al influir positivamente en los cambios de peso y en el entrenamiento de la marcha (Vivancos-Matellano et al., 2007). Por ello, cada persona requiere una atención individualizada en la que el equipo rehabilitador establezca la progresión y los objetivos según las secuelas que presenten respecto a los déficits que pueden estar presentes tanto motores, cognitivos, conductuales y sensoriales.
”Cualquier persona con ictus puede realizar ejercicio y lograr beneficios a nivel funcional, pero también a nivel psicológico y social: actividades acuáticas en vaso de enseñanza y natación y deportes como el atletismo, fútbol y pádel.”
¿Qué relación tiene la Espasticidad con el deporte?
La espasticidad puede afectar a la movilidad de un brazo, o bien a un lado del cuerpo desde los músculos faciales hasta el pie, o incluso puede afectar a los cuatro miembros. Además, el nivel de afectación es muy variable desde alguien que solo tiene dificultades para hacer tareas como escribir o cortar un filete, otras personas que tienen dificultades en beber un vaso de agua o realizar un sencillo giro, y otras personas no pueden realizar ninguna tarea funcional con el miembro afectado.
Por suerte, hay multitud de deportes y cada uno de ellos tiene unos requerimientos físicos diferentes. Es importante que la persona no sienta dolor durante la práctica evitando ciertos movimientos bruscos o con demasiada amplitud que pongan en riesgo su físico. Por esto, es imprescindible que el técnico deportivo haga una valoración funcional en la primera sesión para ver las posibilidades y potencialidades de cada persona. El ejercicio puede mejorar la funcionalidad del brazo y la pierna paréticos y mejorar el esquema corporal de la persona con ictus, por lo que, siempre que sea posible, debemos integrar los miembros afectados en la práctica deportiva..
¿Es bueno hacer deporte tras un ictus?
La evidencia científica ha demostrado el efecto positivo del ejercicio sobre la funcionalidad en personas que han sufrido un ictus y tienen secuelas físicas como la espasticidad (Beresneva et al., 2009; Etoh et al., 2018). Del mismo modo, la práctica deportiva ofrece beneficios en el área cognitiva, el área conductual y el área socio-afectiva, comúnmente afectadas tras un ictus (Vanderbeken & Kerckhofs, 2017).
En los últimos años y siguiendo la corriente internacional, hemos estudiado los beneficios del deporte en la fase de rehabilitación y en la fase crónica de personas que han sufrido un ictus u otro tipo de daño cerebral adquirido, encontrando mejoras sobre la autonomía a la hora de caminar, sobre la seguridad de uno mismo en situaciones que requieren equilibrio o sobre la capacidad de realizar actividades de la vida diaria que derivan en mejores valores de calidad de vida (Belfiore et al., 2018; Han et al., 2017).
Igualmente, los estudios sobre ejercicio y espasticidad indican que, realizando un programa de ejercicio además de la fisioterapia habitual, logramos mejores niveles de equilibrio, mejores resultados en la distribución de cargas y reducir el nivel de hipertonía (Kim et al., 2019; Park et al., 2014).
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¿Pero… ¿qué deporte o ejercicio puedo hacer?
El deporte nos ofrece una forma de superarnos a nosotros mismos, tener una rutina activa y saludable que nos engancha y nos hace mejorar. Sin embargo, es fundamental que cada persona realice el tipo de ejercicio adecuado a su situación.
Tras la valoración funcional necesaria para identificar las características y necesidades de cada persona, el grado de funcionalidad general y los intereses de cada uno serán claves para elegir una u otra actividad.
”Es importante que la persona no sienta dolor durante la práctica evitando ciertos movimientos bruscos o con demasiada amplitud que pongan en riesgo su físico. Por esto, es imprescindible que el técnico deportivo haga una valoración funcional.”
En este sentido, el programa PASABI (Physical Activity & Sport for Acquired Brain Injury) recoge diferentes tipos de actividad grupal pensadas específicamente para personas con daño cerebral y su diseño y efectos han sido publicados en revistas científicas (Pérez-Rodríguez et al., 2021; Pérez-Rodríguez et al., 2020), poniendo de relieve que cualquier persona con ictus puede realizar ejercicio y lograr beneficios a nivel funcional, pero también a nivel psicológico y social. Este programa incluye actividades acuáticas en vaso de enseñanza y natación y deportes como el atletismo, fútbol y pádel.
Tanto este programa, como la práctica de actividad físico-deportiva en general, debe tener el foco en la socialización. Practicar deporte es un momento perfecto para compartir un rato agradable que nos ofrezca la posibilidad de charlar, reír y disfrutar del momento aún más si lo planteamos como una práctica inclusiva donde participen personas que viven la misma situación de discapacidad y personas sin discapacidad, encontrando en la diversidad una forma de conocernos mejor, respetarnos y divertirnos en un espacio compartido.
Si además tenemos la posibilidad de realizar la práctica en entornos inclusivos como los centros deportivos municipales de tu ciudad, estamos dando un paso más hacia nuestro futuro y, al mismo tiempo, estamos apostando por una sociedad inclusiva que nos entienda, respete y acompañe sin importar nuestra condición.
Con esto, la clave del éxito en la práctica de ejercicio en personas con secuelas tras un ictus, comienza por ponerse en las manos adecuadas que garanticen la seguridad de estar trabajando para mejorar, pero también la constancia del deportista para avanzar en su recuperación. Si has llegado hasta aquí… ponte a prueba y demuéstrate de lo que eres capaz.
bibliografía
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- Kim, T.-H., 문병무, & 박진. (2019). The Effect of Lower Extremity Strengthening Exercise Using Sliding Stander on Balance and Spasticity in Chronic Stroke: A Randomized Clinical Trial. The Journal of Korean Society of Physical Therapy, 31(5), 311-316. <Go to ISI>://KJD:ART002522441
- Luo, L., Meng, H., Wang, Z., Zhu, S., Yuan, S., Wang, Y., & Wang, Q. (2020). Effect of high-intensity exercise on cardiorespiratory fitness in stroke survivors: A systematic review and meta-analysis. Annals of physical and rehabilitation medicine, 63(1), 59-68.
- Park, J., Seo, D., Choi, W., & Lee, S. (2014). The effects of exercise with TENS on spasticity, balance, and gait in patients with chronic stroke: a randomized controlled trial. Med Sci Monit, 20, 1890-1896. https://doi.org/10.12659/msm.890926
- Pérez-Rodríguez, M., García-Gómez, S., Coterón, J., García-Hernández, J. J., & Pérez-Tejero, J. (2021). Physical Activity and Sport for Acquired Brain Injury (PASABI): A Non-Randomized Controlled Trial. Medicina (Kaunas), 57(2). https://doi.org/10.3390/medicina57020122
- Pérez-Rodríguez, M., Pérez-Tejero, J., García-Hernández, J. J., Franco, E., & Coterón, J. (2020). La actividad física en personas con daño cerebral adquirido en la fase crónica: influencia sobre la salud en relación a la calidad de vida. Psicología del deporte (Aceptado para su publicación).
- Vanderbeken, I., & Kerckhofs, E. (2017). A systematic review of the effect of physical exercise on cognition in stroke and traumatic brain injury patients. NeuroRehabilitation, 40(1), 33-48. https://doi.org/10.3233/nre-161388
- Vivancos-Matellano, F., Pascual-Pascual, S., Nardi-Vilardaga, J., Miquel-Rodríguez, F., de Miguel-León, I., Martínez-Garre, M., Martínez-Caballero, I., Lanzas-Melendo, G., Garreta-Figuera, R., & García-Ruiz, P. (2007). Guía del tratamiento integral de la espasticidad. Rev Neurol, 45(6), 365-375.